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Una de las cosas que más me enamora de un ambiente Montessori y Waldorf, es el calor de la madera, la iluminación natural que suelen tener y la vida que transmiten las plantas que incorporan en las aulas. De esta manera, nos encontramos con un espacio muy acogedor y cálido.

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Si nos transportamos al día a día, pienso que disponer de algo tan sencillo como una planta, puede darnos mucho juego.
Os cuento mi breve experiencia de estos 8 años en la casa canguro (podéis entrar aquí y mirar algunas de las actividades que realizamos).

Sea como sea tu escuela, tu centro de educación infantil o tu casa, incorporar unas plantas al espacio interior tiene beneficios para todos. 🙂

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1. Visualmente transmiten calma, alegría y nos agrada la vista. Además, nos permite tener un poquito de naturaleza cerca de nosotros.

2. Si escogemos con información, algunas plantas son buenas para limpiar el aire interno, absorber radiaciones, etc.

3. Una planta nos enseña sin darnos cuenta. Los niños aprenden la responsabilidad de cuidarla. Y en este punto, os hago un pequeño listado de actividades en torno a la protagonista, actividades de vida práctica que muchos conoceréis.

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Regar las plantas con una jarrita. Aquí practicamos los trasvases de líquidos, coordinación ojo-mano… Si son más mayores, pueden llenar ellos solos la jarra y se puede añadir cantidades simples (media jarra, jarra entera…) o complejas (mililitros, litros…). Con esta actividad tenemos la oportunidad de hablar sobre la necesidad individual de cada ser vivo (unas plantas hay que regarlas todos los días y otras una vez por semana…) y temas un poco tabú como la muerte (se secan o se ahogan…).

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Limpieza de las hojas. Utilizar un trapito o plumero es una de las maneras más sencillas de quitar el polvo a una planta, pero, un pulverizador de agua para las hojas grandes resulta muy divertido. 😉

Cortar las hojas secas. Para niños que utilicen las tijeras, es una actividad que les gusta mucho.

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-Cambiar de maceta.
Piedras, tierra, un poquito de agua ¿se puede pedir más? Trasvasar una planta a una maceta más grande es muy divertido y sensorial. 🙂

-Abonar. Con cáscara de huevo o abono, los niños pueden participar en este cuidado. Si disponemos de patio, podemos colocar un compost para deshechos orgánicos que utilizaremos para abonar.

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4. Comprensión de las partes y características de una planta: a veces se enseña las partes de una planta con dibujos e imágenes, pero, ¿que tal si mientras tanto lo observamos? ¿y si la tocamos? El aprendizaje será más activo y el niño lo vivirá como una experiencia más positiva.

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5. Nos permiten comprender el ciclo anual y/o el ciclo de la vida. Por un lado, algo tan sencillo como poder apreciar los cambios de los meses con la caída de pétalos, las flores que vuelven a salir, los bulbos que dan vida de nuevo.
También podemos trabajar el ciclo de la vida desde la semilla, y con este punto, hacer ir a la extracción de semillas. Una de las formas es realizarlo con unas pinzas y trabajar la motricidad y coordinación. Aquí os conté actividades con girasoles y cómo los peques recogían las semillas.

6. Experimentar, comprender, observar.
Por ejemplo, usando unas flores para explicar cómo beben las plantas, utilizando agua con colorante.

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7. Nada mejor que un paseo por el monte o el campo para jugar, desconectar, tocar, oler… podemos aprovechar a recoger unas flores y utilizarlas para que las coloquen en jarrones o vasos. A esta actividad, se le puede añadir trasvases de líquidos y una tela con la que trabajarán doblar y desdoblar, etc.
Si no queréis arrancar flores, se pueden extraer con la raíz.

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¿Se os ocurre alguna actividad más?
Espero que os haya gustado.
Podéis dejarme un comentario un poco más abajo ¡me hacen mucha ilusión!
¡Un saludo!