Si no te gustan las toallitas comerciales o tu bebé tiene alergia a algunos de los componentes que suelen llevar, te propongo 4 alternativas fáciles. ¿Cuál se adapta mejor a tu ritmo de vida? Quizás prefieras utilizar dos modelos: uno para casa y otro para los viajes. Te animo a que pruebes y veas que es más fácil de lo que parece. 🙂
1- Toallitas de tela:
Las toallitas de tela son unos cuadrados o rectángulos hechos de bambú, algodón o microfibra, o bien, pequeñas toallas.
Se humedecen en el acto con agua y, si se quiere, se puede añadir unas gotas de jabón o aceite para bebés.
En el mercado las hay de muchos colores y tamaños.
Son suaves al tacto y no perjudican la piel de los bebés.
Una vez que se utilizan, hay que lavarlas y secarlas para un nuevo uso. Son compañeras perfectas para los pañales de tela y el coste, en general, económico.
2- Pañuelos con pulverizador:
Esta alternativa la conozco desde que Acher vino a mi trabajo y su mamá me contó el funcionamiento.
Me parece una de las mejores formas de limpiar a los bebés ya que, en caso de no tener mucho tiempo para estar lavando toallitas, son una opción sana, fácil y rápida.
Necesitamos una caja de pañuelos (o paquetes si queremos llevar en el bolso cuando vamos a la calle), un pulverizador pequeño, aceite de almendras o similar y agua.
Se llena el pulverizador con agua y se añade un poco de aceite.
Para limpiar, se echa el líquido sobre la piel y se retira con un pañuelo.
Es un gasto más económico que las toallitas convencionales y, de verdad, me parece una idea sencilla y práctica. ¡¡Perfecta para probar!!
3- Contenedor con papel de cocina:
Esta propuesta sólo la recomiendo para casa. Es parecida a unas toallitas pero hechas de forma casera.
Necesitamos: papel de cocina (cortado por la mitad para aprovechar más el papel), agua mezclada, jabón y/o aceite para bebés y una fiambrera.
Podemos realizar esta receta de dos formas distintas.
Una de ellas es introducir el papel (cortado por la mitad, sin deshacerlo) en la fiambrera con agua y aceite o jabón y cerrar para su conservación.
Otra forma es quitar el papel, colocarlos de forma individual uno encima de otro y humedecerlas como en el punto anterior.
4- Esponja:
Esta es la receta de toda la vida. 😉
Un barreño con agua, unas gotas de jabón y una esponja (recomiendan esponjas naturales para los bebés más pequeños).
Se humedece la esponja y se limpia al bebé. Se repite este paso las veces que sea necesario y se seca con una toalla.
Esta opción sólo la veo útil para casa (si sabes un truco, puedes escribirlo en comentarios).
Una vez que el bebé esté limpio, lavar la esponja para el próximo uso.
Yo os voy a ser sincera, la esponja la utilicé para limpiar el pipí pero con las cacas líquidas no me resultó una buena opción.
De todas ellas me quedo con la de los pañuelos y el pulverizador, pero cada mamá o/y papá debe encontrar la que le resulte más cómoda.
¿Sabes alguna otra opción?
Te invito a que lo compartas en comentarios.
¡Un saludo!