Con el otoño, una vez que llega noviembre y pasa mi cumpleaños, ya nos preparamos para la Navidad. Este año, ¡¡antes que nunca!! Y es que es una época de ilusión, magia y familia.

Hace un par de años, mientras navegaba en unas páginas americanas, descubrí un post sobre un mismo elfo colocado de diferentes formas y en distintos lugares.
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No os voy a mentir, de primeras me pareció un poco diabólico (como la típica película de terror, en la que sale una muñeca de ojos rojos y de cuello giratorio). Un año más tarde, lo volví a ver y decidí indagar para ver de que trataba aquello. Gracias a mis estudios medios de inglés y sobretodo a los traductores XD me enteré de esta tradición y aquí estoy hoy, contando mi experiencia. 🙂

¿Qué es «elf on the shelf»?
El «Elfo en el estante» es una tradición norteamericana, extendida ya por muchos países, que trata de un elfo que observa a los niños que viven en la casa. Por la noche, viaja hasta el Polo Norte y le dice a Papá Noél todo lo que cree necesario.
La única norma es que NADIE puede tocar al elfo o la magia para regresar al polo desaparecerá.
El elfo, sólo se mueve cuando la familia que lo adopta duerme, sin embargo, los niños pueden contarle cosas o escribirle notas ya que el los observa.
Cada familia debe escoger un nombre y registrar a su elfo aquí. El nuestro se llama Dobi.
¡Ah! Y el elfo, además de estar en una estantería, puede que haga alguna travesura, deje mensajes, se esconda… ¡qué divertido es buscarlo por las mañanas! 😉

¿Cómo hacer una versión más respetable para los niños?

En teoría, el elfo vigila si los niños se portan bien o mal, si son buenos o malos, si están tristes o contentos, etc.
Pero para evitar todas estas etiquetas, muy peligrosas para el autoestima de los niños, ¿qué tal si no les decimos eso? A ver si os gusta nuestra versión:
El elfo viaja hasta nuestra casa para conocernos, ver nuestros gustos, nuestros intereses, hobbies, etc. Quiere saber nuestra edad, que actividades realizamos… y, de esta forma, se lo comunicará a Papá Noél para que pueda elegir regalos acordes a nosotros.
¿No queda mucho mejor así? Pasa de ser un elfo vigilante a un elfo amigable. 🙂

¿Cómo se comienza? ¿Cómo se explica a los niños?

En nuestro caso, compré el
kit elfo+cuento en inglés. Podéis comprarlo aquí

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También podéis comprar ambas cosas por separado.
¿Qué recomiendo? Se puede comprar el elfo o elfa y contar el cuento de forma verbal si queréis ahorraros algo de dinero o si pensáis que el cuento va a quedarse en en una estantería. Sin embargo, si vuestros niños o vosotros sois amantes de los cuentos, os recomiendo el kit. Eso sí, aprovechando que está en inglés, lo he modificado un poco para que no fuera un cuento conductista.
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Para presentarlo hay dos formas posibles.
Se puede leer el libro y que el elfo ya esté en casa (alejado de la altura de los niñ@s para que no lo toquen antes de enterarse de la norma). Tras leerlo, se registra el nombre y a ¡comenzar!
La otra manera, que es como lo hice yo, es contar el cuento, registrar el nombre (se lo mandamos a Papá Noél por internet) y al día siguiente apare el elfo con el registro impreso. 🙂

¿Qué día se comienza?
Dicen por los blogs americanos, que suelen comenzar el día de acción de gracias o el 1 de diciembre, pero no importa cuando empezar, tanto si es desde noviembre como desde mitad de diciembre, seguro a los peques les hará mucha ilusión y la espera a las vacaciones se les hará mucho más corta.

¿Para qué se registra el nombre?
No es necesario, pero te permite imprimir el registro de tu elfo así como material para los padres y madres, un apartado de actividades para niños, ejemplos de fotos y algunas sorpresas más.
Además, existen aplicaciones para el móvil, una película, y accesorios para tu elf@.

Imprimibles gratis:

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Os dejo dos imágenes por si os animáis con esta tradición: un calendario con propuestas para colocar al elfo y unos carteles.

Ejemplos de fotos: a continuación os pongo algunas fotos de Dobi, nuestro elfo. Iré añadiendo a medida que haga más fotos.

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Subido a la grúa de juguete.

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Bajando por el tobogán de la habitación.
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Aquí se ha hecho una barca con una zapatilla de Sol y, por si cae al agua, lleva un flotador.

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Descansando.

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En la báscula.

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A la rica sandía.

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Tomando un vasito de leche y una chocolatina.
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Dentro de una zapatilla.

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Con mensaje hecho de pasta de dientes.

¿Qué os parece? ¿También seguís con esta tradición? ¿Cómo se llama vuestro elfo o elfa?

¿Te ha gustado el post? Compártelo para que la historia de Dobi llegue a más gente. 🙂